Jean-Luc Godard: crear destruyendo

Pocos realizadores pueden dejar una huella imborrable en la historia como el mítico Jean-Luc Godard. Crítico de la revista francesa de cine más importante de la historia, Cahiers du Cinéma, y heredero de André Bazin; Godard pasó de las letras y se enfocó en la creación cinematográfica.

Junto a otros cineastas como François Truffaut, Claude Chabrol, entre otros; crearon la Nouvelle Vague, uno de los movimientos más hermosos e innovadores del cine, que buscaba reinventar el séptimo arte. Con Breathless (1960), la segunda película del movimiento, Godard empezaría una serie de películas que buscaban cuestionar los recursos de narración convencionales. 

En palabras de Jean Douchet, crítico e historiador de la Universidad de La Sorbona, “Jean-Luc Godard es alguien que solo puede crear destruyendo, ‘desestructurando’”. El director de 86 años rompió todas las reglas del cine de la época: la cuarta pared, instauró los jump cuts, y planteó una narrativa no convencional.  

Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg en A bout de soufflé (1960), su ópera prima.

Y la cámara, ¿está grabando?

Godard tenía una concepción del cine bastante consciente de su época. Creía que debía trabajarse desde la física cuántica. De acuerdo con Jean Douchet, lo entendía como “una verdad contada 24 veces por segundo”. Con esto se refiere a lo que es el séptimo arte, la unión de 24 imágenes en movimiento.

El director francés creía que ya dentro de una imagen, está presente el montaje de las imágenes, a partir de 24 imágenes discontinuas. Por esto, creía que era necesario trabajar a partir de una ruptura permanente, creando una idea de inconstancia, al igual que los elementos en la física cuántica. 

Desde dicha concepción, Jean-Luc Godard empezó a trabajar en la discontinuidad con diversas técnicas. Esto constituye uno de los aspectos más importantes en el cine de deconstrucción:  hacer consciente al público de que está frente a una representación. 

Romper la cuarta pared

No existe una película en su era dorada de la Nouvelle Vague en que alguno de sus personajes no rompiera la cuarta pared o fuera grabado con cámara en mano. Godard buscaba mostrarle al público que sus personajes eran conscientes que están siendo grabados.

En cine, la cuarta pared es un muro imaginario que existe entre los actores y la cámara. En una película convencional, un personaje jamás mira a la cámara, es como si no existiera. Los acontecimientos de la historia son observados por una mosca en la pared: los intérpretes no se dan cuenta que están siendo registrados.

En el momento en que miran hacia la cámara, rompen la cuarta pared y se hacen conscientes de que están siendo observados por el público – es decir, son una representación –.

En las películas de Godard, los personajes lo hacen todo el tiempo. Y sucede cuando están estresados o se burlan/ríen de algo. En Vivre sa vie (1962), Nana (interpretada por Anna Karina) está teniendo una conservación filosófica con un sujeto que conoció en una cafetería. Reflexionando acerca de la precisión del lenguaje, ella se estresa y rompe la cuarta pared.

En cambio, en Le Mépris (1963), Camille (Interpretada por Brigitte Bardot) mira a la cámara con tristeza, después de haber tenido una pelea con su esposo.  

También lo hacen como un elemento de burla o sátira. Tal vez el mejor ejemplo es en la película Pierrot Le Fou (1965), en donde una pareja recorre Francia después de escaparse tras un robo.

En una de las escenas, Ferdinand (interpretado por Jean Paul Belmondo) y Marianne (Anna Karina) están viajando en el carro, mientras la cámara los graba de espaldas. Mientras hablan, Ferdinand se voltea, sonríe y dice “Ella solo piensa en disfrutar”. A lo que Marianne le pregunta a quién le habla, y él responde “a los espectadores”. Después, ella se voltea, mira a la cámara, y dice “Ah”. Los personajes son conscientes que hay una cámara que los sigue, y unos espectadores detrás de la pantalla.  

Movimientos de cámara innovadores

Godard también utilizó la cámara en mano: su recurso de oro. En Hollywood, los planos eran estáticos. Esto generaba a los espectadores la sensación de que podía ser una historia que ellos mismos estaban presenciando (y que, si se ve de esa manera, era una mentira). En cambio, Godard quería al público totalmente consciente que había personas detrás de la película que veían.

El director y crítico francés dijo en 1962: “Si me analizo hoy, veo que siempre he querido hacer una película documental con forma de entretenimiento. El lado documental es: Un hombre en tal situación. La parte de espectáculo viene cuando ese hombre es un gánster o un agente secreto”.

Con esta forma de grabar sus películas, el público percibía los filmes como una grabación casera, de alguien que sostenía la cámara.  Uno de los ejemplos más importantes para este recurso se encuentra en la película A bout de soufflé (1960), su ópera prima.

Continuará… (espere la segunda parte mañana)

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Soy Laura

Una apasionada por la narración a partir del sonido y las imágenes. Vengo del mundo de la literatura, pero rápidamente me enamoré del séptimo arte. Soy comunicadora audiovisual enfocada en la crítica y análisis cinematográfico, además de la fotografía y la escritura creativa.